3D OCTAVIO ART

viernes, 1 de octubre de 2010

------------------------------------YO Y MIS MÁQUINAS---------------------------------



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Hola amigos, os voy a contar una pequeña historia que creo que es interesante y a la vez os acercaréis un poco a mi “Yo”. Es posible que las críticas al final sean muy diversas, pero por mi parte, quiero que sepáis que no busco la perfección en casi ningún rasgo de lo que leáis. Cierto es, que mi interés por estar en continua superación de todos mis sentidos y sentimientos ya me lleva a autocriticarme para ser consciente de mis defectos y limitaciones, no obstante, estoy abierto a mejorar y por eso os animo a ayudarme.
Mi vida está envuelta en un torbellino de incógnitas por no tener la suficiente información de todo. Ahora he decidido intentar centrarme solo en unas pocas cuestiones para no volverme loco.
Me encanta admirar lo que me rodea, sacar mis deducciones y a continuación, crear.
Me gustan las máquinas, las actuales y las futuras pero sobre todo las antiguas porque de ahí empezaron tantas aventuras milagrosas del ser humano. Tampoco voy a extenderme demasiado aunque he revisado y estudiado algunas obras de Leonardo y anteriores. Me he centrado en las que hacen aproximadamente un siglo hacia aquí. Por ejemplo, soy un gran entusiasta de la ingeniería aeronáutica a partir de comienzos del siglo pasado, de hecho, tengo algunas maquetas radiocontroladas de algunos aviones que me encantan aunque no comparta algunas de sus finalidades. Unos de ellos son el pionero aeroplano de los hermanos Wright, también un avión  utilizado en las carreras de pilón donde se premiaba tanto la habilidad de los pilotos como la velocidad que alcanzaban alrededor de  un circuito elíptico. Este modelo se llamaba GEE BEE. Su estética estaba lejos de ser esbelta y estilizada poro de ahí su encantador diseño.
También tengo un “Corsair”, arma aérea de la segunda guerra mundial. Precioso aeroplano con unas líneas esculturales propias de un juego femenino aunque se utilizó para fines trágicos  en parte de nuestra segunda y amarga historia bélica.
Realmente, admiro a esos ávidos personajes que utilizando sus habilidades tanto de intelecto como imaginativas,  crearon esas máquinas escultóricas tan increíbles y en la mayoría de veces aparentemente retorcidas que nos han ayudado para alcanzar la comodidad que requería el momento y la situación.
Bueno, en base a esta corta introducción por mi histórico mundo mecánico, os contaré una corta aventura que estoy viviendo actualmente que es curiosa y a la vez fascinante por su contenido material y humano.



3 de diciembre de 2011. Decidimos mi familia formada por mi hermosa mujer y mis dos hijos, a salir aquel día de nuestro pueblecito  Agramunt , para realizar una incursión más por las curiosas y encantadoras calles de la capital, Barcelona, en la que ya habíamos estado en varias ocasiones para admirar la majestuosidad que desprende una ciudad tan grande, ofreciendo tan gratos momentos de admiración y sorpresa. Nuestro objetivo era un mercadillo de ocasión y antigüedades llamado “el mercat dels encants” , (el mercado de los encantos) su nombre, ya lo dice todo.  Haré un intento de explicaros las sensaciones que me produjo ese particular micromundo donde parecían estar todas las cosas que me fascinaban, concentradas en un punto.  Empezamos a adentrarnos por una callejuela formada por un tipo de edificación simple casi como barracones adosados en los que cada uno de ellos apenas tenían más de 30 metros cuadrados el más grande. Cada uno de aquellos  cubículos ofrecían un elevado número de objetos curiosos, sobre todo antigüedades de todo tipo, muebles, objetos decorativos, máquinas antiguas, en fin, difícil de explicar porque necesitaría demasiadas páginas para describirlos.
 Nuestro objetivo era el de rescatar un mueble para un lugar determinado de nuestra casa y así, empezamos a pasear entre los pasillos que formaban aquel intricado lugar semejante a las callejuelas de esos barrios tan extraños de Pekin. Después de inspeccionar unos cuantos de aquellos establecimientos y comprar alguna que otra figurilla curiosa, llegamos a la tiendecita que ya nos dio, en una ocasión, la satisfacción de poder comprar por un precio muy económico uno de sus muebles. Después de rebuscar, volvimos a tener suerte. Una cómoda de estilo colonial pero con una pincelada diferente a cargo del artista Gustav klimt que nos enamoró al instante. Sus sinuosas curvas lacadas en negro satinado y los cajones decorados con la magistral obra “el beso” de dicho artista, hacían la combinación genial.
Continuamos nuestra visita a la caza de otro artículo sorprendente. De momento, girando una esquina de una calle estrecha, en el primer barracón cuyo espacio interior sería de aproximadamente 10 m. cuadrados, estaban unas de mis fantasías más deseadas desde hacía ya bastante tiempo. Entre baratijas y piezas de arte llenas de polvo, habían unas preciosas máquinas de escribir antiguas. No tenía ni idea de sus marcas ni modelos pero me atraían todas. Le pregunté el precio a aquel señor un tanto extraño. Me contestó con tres cantidades diferentes que iban relacionados con su estado de conservación. Las más caras, estaban en buen estado y las económicas, mejor olvidarlo por el momento. Estuve a punto de decidirme por una de ellas pero el sentido común saltó por encima de mi instinto básico pues se acercaban las navidades con los gastos que conllevan y podría tambalear el presupuesto. Mi mujer me animó a ello porque me conoce y sabía lo importante que era para mí ese momento, (una vez más, le agradezco su compañía) no obstante salimos raudamente de allí con la intención de olvidarlo… de momento.
Terminamos el paseo con alegría por lo que habíamos conseguido aquella mañana de fresco invierno, pero mis ojos no dejaban de mirar hacia allí.
Pasaron los días y una tarde decidimos mi mujer y yo, acercarnos al pueblo de al lado para realizar unas compras relacionadas con las fechas navideñas. Era un viernes por la tarde, el crepúsculo ya había hecho mella al dios sol y empezaba a refrescar un poco más. Un día al mes, por las calles céntricas, algunos mercaderes, montan unas paradas con objetos antiguos y de coleccionismo, por ejemplo:  monedas, sellos, candelabros, herramientas, lámparas ,etc…
Al acercarnos a una de las tiendas de ropa que rodean una plazoleta, me giro a echar un vistazo y… ¿Qué creéis que vi? Pues sí, una de aquellas máquinas estupendas, negra y con detalles en cromo que no brillaban, mecanismos al aire que revelaban una mecánica depurada pero un poco tosca para nuestro tiempo. Mi cerebro, volvió a vibrar, a calcular, a decidir el nivel de necesidad que tenía  de poseerla y caí vencido. Fuimos corriendo a preguntar su precio pues aparentemente estaba en buenas condiciones. Justo me pidió lo que yo podía ofrecer en ese momento. La oportunidad era de fantasía, encajaba todo, hasta a mi mujer la encontré un tanto emocionada. Un climax total.



Llegamos a casa, ya era tarde y estábamos algo cansados. Subí las escaleras cargado con aquel artefacto enorme y pesado, lo deposité encima de la mesa del salón mostrando orgulloso a mis hijos aquella adquisición. Me dispuse a pasarle una bayeta para quitarle un poco la mugre que la cubría cuando me di cuenta de que le ¡faltaban piezas! , bueno, no estaba seguro, así que cogí el portátil, me conecté a internet y busqué fotos relacionadas con la marca y el modelo. Pues sí, le faltaban tres piezas, bueno, tampoco era tanto.
Día siguiente.
Estaba realizando mi trabajo en la oficina y no me quitaba de la cabeza aquella frustración con sentimiento de engaño que me había producido el averiguar que aquello que tanto deseaba, estaba incompleto. Me dispuse a buscar información para localizar esas piezas y después de horas enfrascado, conseguí localizar un catálogo antiguo donde aparecían todas las piezas de la máquina con sus códigos correspondientes, solo había un problema, la persona que lo puso a la venta ¡estaba en Argentina! ¡Dios mío, eso está a la otra punta del mundo!, Lo cual quiere decir, que además de lo que me costaba su compra, había que sumar el transporte. Seguro que sería muy caro. Le puse jeta  al asunto y decidí ponerme en contacto con la persona que lo poseía. Después de unos cuantos esfuerzos retóricos, conseguí que me realizara unas copias con escáner de las páginas de dicho libro, aunque con tantas hojas le costaría una eternidad pues me dijo que lo haría… a ratos. ¡Mecachis, no puedo esperar tanto!
Conseguí que aquel señor me  informase de la cantidad que resultaría el envío del paquete por correo ordinario y bueno… no era para tanto, en realidad me pareció bastante económico el costo del gran salto al charco oceánico, así que se lo compré.
Intento remediarlo pero sé que soy muy débil cuando me encapricho con algo.
La espera se me hizo una ¡eternidad!, en total fueron casi un par de semanas hasta que recibí mi premio, el catálogo. Ya tenía el nombre, los códigos de las piezas y mucho más, la información del  desmontaje de la máquina para su limpieza y restauración, ¡una pasada!





Mi próximo objetivo era el de conseguir los accesorios que me faltaban (digo que me faltaban porque casi consideraba esas piezas como órganos propios de mi cuerpo, bueno… exagero un poco). Me dispuse a buscar por internet, algún mecánico o restaurador para que me ayudara. Me costó un infierno para localizarlo pues los hubo bastantes que me dieron “calabazas”.



Viajé ciberespacialmente hasta Madrid para ponerme en contacto con un restaurador y reparador de este tipo de máquinas. Le envié un correo y me contestó muy amablemente  una señora  que regenta una tienda de antigüedades e  hija de este señor  con el que  me puso en contacto. Le llamé por teléfono pues no es internauta y le expliqué mi condición de diseñador industrial y que  tengo la curiosidad de restaurar esta preciosidad de obra mecánica. Me contestó que sería bastante fácil de conseguir las piezas que me hacían falta y así fue (Le estaré eternamente agradecido). Disfruté desesperadamente la espera placentera de recibir el paquete con las piezas que le faltaban a mi puzle metálico. Ahora sí que estaba completa. Que satisfacción más grande dios mío.
Me di cuenta que algo se me estaba metiendo en la sangre. Estaba disfrutando de la conjunción de pasiones íntimamente superficiales  que me atraían desde hacía mucho tiempo al que le faltaba un detonante y lo había encontrado. Mecánica antigua unida al arte estilo “steam punk” al que mi neuroesfera estaba creando grandes expectativas y proyectos uniendo aun más otra de mis pasiones, el diseño tridimensional. Esto empieza ser algo muy explosivo y mi cabeza empieza a parecer un volcán a punto de explotar uniendo pasado con futuro.
Me faltaba información para entender un poco más lo que tenía entre manos. Estuve navegando durante días en el inmenso océano del espacio virtual hasta que conseguí encontrar otro eslabón de esta cadena que era el de conseguir un catalogo o libro que me despejara la neblina del tiempo respecto a la mecánica, restauración y mantenimiento de estas maquinarias tan peculiares. Entré en una librería especializada en volúmenes antiguos de toda clase y después de rebuscador tras rebuscador, di con él, lo que andaba buscando, justo lo que buscaba. Aquí tenéis la imagen.


La verdad es que una vez más, gasté el dinero que me faltaba aunque tenía que creer que era una inversión acertada que, a largo plazo, me haría salir del anonimato y disfrutar de mi aportación a la humanidad.
Me leí todo el libro, lo que me interesaba y lo que no pues consideré que tarde o temprano me serviría para el proyecto. Su narración se notaba que era de la época de los cuarenta y eso era lo que se me hacía más divertido por la forma literaria de explicar los temas. Todo un clásico de la ingeniería de ese tiempo.

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Bien, continuamos con esta aventura.
 Sabía que en el mercado del coleccionista en el ciberespacio, habría algo más que descubrir y me dispuse a explorarlo. Después de unas cuantas horas metido por callejones virtuales, empecé a conocer este fantástico nuevo mundo.
A lo largo de la historia, la raza humana ha tenido que ingeniárselas para conseguir ir más lejos con menos esfuerzo, de ahí, llegaron todas las máquinas, grandes y pequeñas en las que se dedicaron muchos esfuerzos para llevarlas a cabo y que luego la humanidad disfrutó y sigue disfrutando de ellas.
Concretamente y sin extendernos demasiado, están las máquinas de escribir, artefactos que facilitaban el entendimiento de la lectura quienes recibían los documentos.
Cada uno de nosotros, tenemos una manera diferente de dibujar las letras sin detenernos a pensar en la persona que tiene que interpretarlo o leerlo. Desde hace años que no se presta mucha atención (sea por el motivo que sea) a la ortografía y con ello se llega al libre albedrío en la creación abstracta de nuestra personal manera de expresarnos en la escritura. Pues bien, inventores, ingenieros, diseñadores etc.. dedicaron una parte de su existencia a investigar y solucionar este tema creando un concepto que haría cambiar el mundo escrito. La interacción del hombre creativo con la perfección matemática de la máquina, consiguieron que, todos por igual, entendiésemos las letras a la perfección. fantástico ¿verdad? Parad a pensarlo cuando vuestro médico os rellene una receta a mano y luego cuando sales a la calle, quieres saber que te ha medicado o como te lo tienes que tomar...
Bien, no se si me he expresado con suficiente claridad, aunque realmente, lo que me atrae de verdad es la secuencia en el que estos fabulosos e intrépidos personajes que son los inventores y como concebían sus proyectos plasmándolos en un papel y con un lápiz.
Hermosos artefactos y maquinarias salieron de fabricas cuando su utilización estaba en auge, aún hoy en día la podemos admirar e incluso podemos hacernos con una de ellas. Las formas en su conjunto, son escultóricas son muy variadas, incluso las hay  con matices rococó y art nouveau que más que para usarlas, podrían servir perfectamente para lucirse en un lugar idóneo.

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1 comentario:

  1. Hola me parece muy interesante, yo tb me he hecho de una maquina igual, y si le digo la verdad no tengo ni idea de como funciona siquiera, así que estoy deseando de poder repararla porque está algo oxidada y no corre cuando se pulsa una tecla, por eso quisiera por favor saber si pudiera pasarme el manual digitalizado por correo electronico o si tiene algún tutorial preparado sobre como la reparó la suya. Quedo muy agradecido y mi correo electrónico es tsmanu22@hotmail.com le pediria por favor me ayudara. Saludos.

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